lunes, 19 de diciembre de 2011

En enero completo jornada

Hoy toca hablar de trabajo, estoy contenta, me ha comentado la directora de mi escuela que tiene intención de abrir un aula nueva de bebés, ya que tiene bastante demanda de plazas para esa edad, y como quedan plazas libres de más mayores, va a reorganizarse para poder abrirla. El caso es que me ha dicho que a partir de Enero me completa la jornada (esto me daría para una entrada nueva, media jornada o jornada completa, pero claro como el sueldo va en proporción, me decanto por jornada completa) y que si por fin abre el aula nueva la llevaría yo.

Así que voy a llevar mi propia clase de bebés, bueno, el año pasado también lo hice, pero como era una sustitución por maternidad, siempre está el sentimiento de que la clase es de la tutora de baja y tu eres la sustituta, pero ahora va a ser mi clase.

Así que tengo que preparar entrevistas con los papis, evaluaciones, periodos de adaptación, arreglar la clase a mi gusto, mucho trabajo pero con unas ganas y una alegría enorme.

En fin ya iré contando si cuaja el proyecto.

domingo, 11 de diciembre de 2011

El megapuente de Diciembre

Esta semana de puentes ha sido una semana rara, empezamos por irnos a celebrar el cumple del abuelo a Cuenca. Estuvimos todos hasta el domingo que nos volvimos Pedro y yo dejando a los niños allí. Aunque tenían cole, yo cubría ausencias en mi trabajo y tenía que ir de 7:15 a 16:45, y aunque el horario de Pedro es bastante mejor, nos suponía tener que dejar a los niños antes en el cole, tener que vestir Pedro a los dos por la mañana para llevarlos,...así que decidimos que se dieran unas minivacaciones en casa de los abuelos, total yo libraba el viernes,así que miércoles ya podíamos ir a buscarlos. Solo eran dos días, lunes y martes, que no nos veríamos.
Además a ellos les parecía genial, incluso al decirle a Yago que le echaría de menos, fue él quien me dijo; Mami, pero si son dos días!!!.
Ellos estuvieron genial, lo han pasado muy bien, siempre que hemos hablado estaban contentos. Nosotros, pues a parte de trabajar hemos aprovechado para salir a cenar un día, otro comer fuera y sobre todo para hacer compras navideñas.
El miércoles después de salir de trabajar, nos fuimos a Cuenca y estuvimos allí hasta el viernes, el reencuentro con los niños fue genial, abrazos, besos, brazos,... Es gracioso porque me cuentan que Guille va genial de la mano, le gusta mucho y además camina mucho rato, Yago es más vaguete y aprovecha que su hermano va andando para sentarse en su silla, digo que es gracioso porque cuando estoy yo, Guille no quiere oir hablar de andar, ni de silla, si va mami, él quiere brazos, se pone delante de mis piernas y levanta sus manitas diciendo: "brasos, brasos". Tiene dos lecturas, pero yo me quedo con la que más me gusta, la que nos gusta a los dos y sobre todo la que hace de mi niño un ser especial y tierno, y es que cuando está mami, quiere estar cerquita de mi, y por eso le gusta que le lleve en brazos, así estamos cerquita, hablamos, vemos el mundo desde arriba... además esto no es nuevo, por algo tengo la colección de portabebés que tengo: fular, manduca, 2 mei tais y una bandolera, a Guille siempre le han gustado los brazos más que la silla, y no lo voy a negar  a mí también, esa sensación de tenerlo cerquita sobre todo cuando se queda dormidito... como en esta foto de este verano:



El viernes nos volvimos para casa con la sensación de que es el tiempo justo que pueden estar con los abuelos, sobre todo cuando hace frío y no se puede salir mucho de casa, un poco más de tiempo y empiezan los conflictos, y no es porque no se quieran muchísimo, es que dos niños dan mucho trabajo y aunque los abuelos están muy bien, incluso tienen las ayudas de las "tías-abuelas" todo debe ser en su justa medida.

Así que ahora nos toca a nosotros disfrutar de los niños, de nuestras rutinas, el cole, la piscina, el parque,...y antes de darnos cuenta ya están aquí las vacaciones de Navidad.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Se van haciendo mayores...

No soy una mamá de las que van al parque a hablar con otras mamás, yo cuando voy al parque con los peques, me meto dentro, juego con ellos, hago flanes de arena, les empujo en el columpio, les acompaño en el tobogán, si alguna manita reclama la mía para tirarse porque tiene un poco de miedo, ahí estoy yo. Además cuido de que no se empujen, ni empujen a otros niños, que no suban demasiado alto y, si es así, ayudarles a bajar; respetando siempre el que lo intenten  ellos solitos, pero teniendo la confianza de que si falla algo mami está ahí para evitar la caída, o para recogerlos del suelo. Además no sé si sabéis que los besos de las mamás son mágicos, y curan cualquier herida, física o psíquica.

También, y tengo que decirlo, para evitar algún o otro encontronazo con otros niños, en ambos sentidos claro. Lo que me lleva a, además de los míos, ayudar o echar una manita algún que otro niño cuyos papis están más alejados.

Hay muchas más maneras de actuar, se podría escribir un libro de modos de comportamiento de papás  en el parque: los que pasan del niño y van allí a hablar con otros papás, el que no deja al niño ni a sol ni a sombra, la madre protectora y no digo nada cuando son los abuelos....

En fin, el tema viene porque ayer estuvimos en unos columpios, y mientras Pedro terminaba de comprar unas cosillas, yo me quedé allí con los niños, pues bien, fue la primera vez que estuve allí y ninguno me pidió ayuda, ni para subir al tobogán, ni la mano para tirarse, pude estar sentada en el banquito, mirándolos, y los vi tan mayores y tan independientes, que me dió mucha pena y alegría a la vez. Imagino que es a esto (metafóricamente hablando) a lo que aspiramos todos los papás, niños desenvueltos, valientes, que hagan las cosas por sí mismos, que sepan que estás ahí por si ocurre algo, pero mientras no ocurra ellos corren, suben y bajan a sus anchas. Tan solo algún: "mamá mira que alto estoy"," mamá mira que deprisa bajo" y yo desde el banco: "Yago de cabeza no!!!, que luego Guille también quiere" y Yago de cabeza, claro. Pero todo fue tranquilo y perfecto y yo poco a poco veo como crecen y como se van haciendo mayores.

En fin estoy muy orgullosa de mis peques, y aunque esto quede un poco pasteloso, también estoy contenta porque viendo sus avances, creo que estamos haciendo las cosas bien.