jueves, 20 de septiembre de 2012

¡¡¡Mami, brassos!!!

En estos días de adaptación de Guille al cole, he estado viendo que se ha convertido en un niño autónomo y seguro de sí mismo, confiado, que va al cole tranquilo y alegre, sabiendo que puede valerse por si mismo en un espacio donde no tiene a mamá ni a papá cerca.

Yago también, pero Yago ya era así desde muy pequeño, independiente, autónomo, nunca parecía necesitar a nadie, siempre encontraba  las salidas perfectas para conseguir aquello que quería. Pero Guille no ha sido así, o por lo menos cerca de mí.

Guille ha sido un bebé muy demandante, de su mamá, siempre en brazos, siempre alrededor mío, si yo estoy delante, mamá empuja el  carro, mamá le da de comer, mamá le lleva al baño, todo lo tiene que hacer mamá. Ya de bebé no le gustaba estar en brazos de nadie que no fuera yo. A veces cuesta un poquito de entender, pero según la teoría del  apego de Bowlby, entre Guille y yo hay un Apego Seguro, como dice en uno de sus postulados: Cuando un individuo confía en contar con la presencia o apoyo de la figura de apego siempre que la necesite, será mucho menos propenso a experimentar miedos intensos o crónicos que otra persona que no albergue tal grado de confianza.

Quizás yo estudiando a Bowlby lo vi claro, también hay muchas mamás que simplemente por instinto entienden que lo mejor que pueden hacer para favorecer la seguridad y la autoconfianza de sus hijos es estar allí siempre que el niño lo necesite, siempre que te demande, siempre que te llame, que pueda confiar que pase lo que pase tú estarás ahí.


Yo con Guille lo he comprobado, tanto por él como por mi, ya que a veces es muy costoso estar ahí todo el rato, no quiero ser la mamá perfecta, he tenido mis momentos de por favor déjame 5 minutos, deja de seguirme o déjame ir al baño sola, pero la mayoría de las veces, lo recuerdo de bebé que tenía que comer con él en brazos, porque no pedía dejarlo en ningún sitio (cuna, hamaca) sin que llorara (bendito fular), me sigue acompañando al baño, estamos viendo la tele y se tumba en mi barriga, se duerme conmigo al lado, ...


 Pero por otro lado, cuando yo no estoy cerca es un niño feliz, y seguro, y eso como dice el Rey "me llena de orgullo y satisfación". Y lo que más me gusta es poder acallar a esas voces agoreras: este niño está emnadrado, no te lo vas a quitar de encima, lo va a pasar mal cuando tú no estés,... pues no, señores, no, ya ven que no...


No se en que momento decidí en criar a mis hijos con respeto, apego y amor, creo que cambié el chip, en el tiempo entre que nació Yago y me embaracé de Guille. Entonces pensaba en la disciplina, en la "buena educación", ... pero luego todo cambió, con el nacimiento de Yago me sentí frustrada tanto por el parto (me lo robaron con una cesárea totalmente innecesaria, simplemente porque decidió nacer el 1 de mayo y en Madrid en esas fechas hay un puente irresistible) como por la lactancia, que esa más que robármela, la perdí yo por no informarme y por dejarme aconsejar y aceptar que las "ayuditas" del bibe eran buenas, que si el niño se quedaba con hambre, en lugar de darle más teta, le metiera un bibe,... Después cambié el chip, y decidí que intentaría por todos lo medios que eso no volviera a ocurrir,  antes incluso de quedarme embarazada de Guille ya buscaba información sombre partos vaginales después de cesárea (dejé de ir a un ginecólogo porque pretendía programar una cesárea simplemente porque tenía una anterior) información sorbre lactancia y lugares a los que acudir para que me ayudaran y me aconsejaran, etc.. y luego nació Guille, por parto vaginal, hospitalario, pero sin oxitocina, con respeto, consciente, sin separarnos al nacer, saliendo del paritorio con el niño enganchado al pecho, con nuestros casi doce meses de lactancia, que él decidió dejar para poder comer "bocacas" como su hermano... 


Así que el apego no se si es de él a mi o de mí a él, porque su nacimiento me reconcilió con mi cuerpo, yo sabía y podía parir y dar de mamar, y así lo hicimos... Y ahora lo veo alejarse en la fila hacia la clase, contento, saludándome con la manita, tan mayor,... y tan segura que cuando lo vaya a buscar, y salgamos del cole, a los tres pasos, se me pondrá delante, levantará las manos hacia mí, pondrá cara de granuja y dirá: "mami, brasssos".

3 comentarios:

  1. No te puedes ni imaginar como te entiendo, es tanto lo que compartimos respecto a los enanos que te entiendo mejor que nadie, con fortuna para mi yo lo estoy viviendo unos años mas tarde y puedo contar con tu experiencia y consejo. Me ha encantado todo lo que cuentas, de verdad, y me alegro un montón de ver que se puede criar a los niños con besos, "brasos" jejeje, dormir con ellos, etc. y no pasa absolutamente nada, en contra de lo que cree un porcentaje muy alto de población adulta.
    Por favor, sigue animándome con este blog, besos!

    ResponderEliminar
  2. Soy Bea, de Latina VII.
    Yo también comparto muchas de tus opiniones Ágata. Mi chip también cambió cuando nació Naiara y no confundamos la necesidad de amor con la dependencia, ni el apego seguro con la inseguridad.
    Un beso.
    (Naiara sigue con la teta...jejeje...)

    ResponderEliminar
  3. Me encanta tu blog Agata, pero me gustaria decirte que también hay que tener encuenta el caracter del niño. Creo que Yago como muchos niños, es un niño con las ideas claras aunque haya necesitado a su madre en diferentes momentos de su vida. Pero al cambiarlo de ambiente ha tenido que poner en practica todo eso que había aprendido al lado de su madre y demostrarle a los demás que él puede hacer eso y más.Esto por desgracia no siempre se cumple, yo soy profesora también y he visto casos que aun estando en 6º curso no han podido superar por su caracter sumiso y dependiente, esa separación hacia su madre. Y verdaderamente está siendo un trauma incluso hasta en la etapa de la adolescencia. Creo que todo ha de darse en su justa medida.

    ResponderEliminar